viernes, 4 de febrero de 2011

BIOGRAFÍA DE UNAMUNO

BIOGRAFÍA DE MIGUEL DE UNAMUNO

Escritor, poeta y filósofo español,principal exponente de la Generación del 98.


SU VIDA:

Nace en Bilbao en 1864 y muere en Salamanca en 1936.

Era el tercer hijo y primer varón, de los seis hijos del matrimonio habido entre el comerciante Félix de Unamuno Larraza y su sobrina carnal, Salomé Jugo Unamuno.

A los 10 años, y a punto de entrar en el instituto, asiste como testigo al asedio de su ciudad durante la Tercera Guerra Carlista, lo que luego reflejará en su primera novela, "Paz en la guerra".

Estudió filosofía y letras en la universidad de Madrid. Se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca. Polemizó con Arana, que iniciaba su actividad nacionalista, ya que consideraba a Unamuno como vasco pero «españolista» debido a que Unamuno, que ya había escrito algunas obras en euskera, consideraba que ese idioma estaba próximo a desaparecer y que el bilingüismo no era posible. «El vascuence y el castellano son incompatibles dígase lo que se quiera, y si caben individuos no caben pueblos bilingües. Es éste de la bilingüidad un estado transitorio».

En 1891 se casa con Concha Lizárraga, de la que estaba enamorado desde niño. Tienen 6 hijos. Raimundo, el tercero, enfermará de meningitis y quedará con hidrocefalia (Unamuno siempre creyó que este era su castigo por dudar de su fe).
Tiene diferentes empleos y, tras pasar penurias económicas, prepara oposiciones para una cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, la cual obtiene siendo, desde 1901, catedrático de historia de la lengua castellana y rector (cargo que llegó a ostentar por 3 veces )

En 1914 el ministro de Instrucción Pública lo destituye del rectorado por razones políticas, convirtiéndose Unamuno en mártir de la oposición liberal. En 1921 es nombrado vicerrector. Sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera hacen que éste lo destituya nuevamente y lo destierre a Fuerteventura en febrero de 1924. Es indultado, pero él se destierra voluntariamente a Francia, a Hendaya, hasta el año 1930, año en el que cae el régimen de Primo de Rivera. A su vuelta a Salamanca, entró en la ciudad con un recibimiento apoteósico.

Unamuno proclama el 14 de abril la República en Salamanca. Desde el balcón del ayuntamiento, el filósofo declara que comienza «una nueva era y termina una dinastía que nos ha empobrecido, envilecido y entontecido». La República le repone en el cargo de Rector de la Universidad salmantina.

Se presenta a las elecciones a Cortes y es elegido diputado. Pasado un tiempo, empieza a desencantarse y expresa públicamente sus críticas a la reforma agraria, la política religiosa, la clase política, el gobierno, Azaña.

En 1933 decide no presentarse a la reelección. Al año siguiente se jubila de su actividad docente y es nombrado Rector vitalicio, a título honorífico, de la Universidad de Salamanca, que crea una cátedra con su nombre. La República vuelve a quitarle el cargo de rector.

Al iniciarse la guerra civil, apoyó inicialmente a los rebeldes. Unamuno quiso ver en los militares alzados a un conjunto de regeneracionistas autoritarios dispuestos a encauzar la deriva del país. Unamuno acepta el acta de concejal y en el verano de 1936 hace un llamamiento a los intelectuales europeos para que apoyen a los sublevados. Sin embargo, el entusiasmo por la sublevación pronto se torna en desengaño, especialmente ante el cariz que toma la represión en Salamanca. En sus bolsillos se amontonan las cartas de mujeres de amigos, conocidos y desconocidos, que le piden que interceda por sus maridos encarcelados, torturados y fusilados. Unamuno visitó a Franco en el palacio episcopal para suplicar inútilmente clemencia para sus amigos presos.

Unamuno se arrepintió públicamente de su apoyo a la sublevación durante el acto de apertura del curso académico (que coincidía con la celebración de la Fiesta de la Raza), el 12 de octubre de 1936, en el Paraninfo de la Universidad.
Un indignado Unamuno, que había estado tomando apuntes sin intención de hablar, se puso en pie y pronunció un apasionado discurso. «Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. (...) Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y vascos, llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española, que no sabéis...».
En ese punto, el general José Millán-Astray, fundador de la Legión, empezó a gritar y alguien del público gritó: «¡Viva la muerte!». Se produjo un silencio mortal y unas miradas angustiadas se volvieron hacia Unamuno, que dijo:
“Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de «¡Viva la muerte!». Esto me suena lo mismo que «¡Muera la vida!...Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente… Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. (…) Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, (…), que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. (...) El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada...”

Furioso, Millán gritó: «¡Muera la inteligencia!». En un intento de calmar los ánimos, el poeta José María Pemán exclamó: «¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!». Unamuno no se amilanó y concluyó: «¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España».

El 22 de octubre, Franco firma el decreto de destitución de Unamuno como rector.
Los últimos días de vida (de octubre a diciembre de 1936) los pasó bajo arresto domiciliario en su casa, en un estado de resignada desolación, desesperación y soledad. Murió en su domicilio de Salamanca el 31 de diciembre de 1936, de forma repentina, en el transcurso de la tertulia vespertina que mantenía regularmente con un par de amigos


SU OBRA:

Inicialmente sus preocupaciones intelectuales se centraron en las cuestiones éticas y los móviles de su fe, buscando siempre vías de salida a su permanente crisis religiosa. Quería ser él, pero también quería ser TODOS, ser eterno. Como dudaba a veces, de que existiera la eternidad prometida por la religión cristiana, pensaba ser eterno a través de “los hijos de la carne” (sus hijos) y perpetuarse también con “los hijos del espíritu” (sus obras).

Tuvo que recurrir a la literatura, en tanto que expresión de la intimidad, para resolver algunos aspectos de la realidad de su yo. De aquí que LITERATURIZASE SU PENSAMIENTO. Esa angustia personal y su idea básica de entender al hombre como "ente de carne y hueso", y la vida como un fin en sí mismo se proyectaron en obras como:

"En torno al casticismo" (1895), fue en realidad un conjunto de cinco ensayos en torno al "alma castellana", en los que opuso al tradicionalismo la "búsqueda de la tradición eterna del presente", y defendió el concepto de "intrahistoria" latente en el seno del pueblo frente al concepto oficial de historia. Según propuso entonces, la solución de muchos de los males que aquejaban a España era su "europeización".

Publica, "Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos" (1913). Más tarde, en un importante ensayo, "Vida de don Quijote y Sancho" (1905), entra en contradicción con la tesis europeísta defendida en libros anteriores, proponía "españolizar Europa". Al mismo tiempo, apuntó que la relación entre ambos personajes cervantinos simbolizaba la tensión existente entre ficción y realidad, locura y razón, que constituye la unidad de la vida y la común aspiración a la inmortalidad.

El siguiente paso fue la LITERATURIZACIÓN DE SU EXPERIENCIA PERSONAL a fin de dilucidar la oposición entre la afirmación individual y la necesidad de una ética social. El dilema planteado entre lo individual y lo colectivo, entre lo mutable y lo inmutable, el espíritu y el intelecto, fue interpretado por él como punto de partida de una regeneración moral y cívica de la sociedad española. Él mismo se tomó como referencia de sus obsesiones del hombre como individuo. "Hablo de mí porque es el hombre que tengo más cerca."

- SU NARRATIVA progresó desde sus novelas primerizas "Paz en la guerra"(1897), y "Amor y pedagogía" (1902) hasta la madura "La tía Tula" (1921). Pero entre ellas escribió "Niebla" (1914), "Abel Sánchez" (1917) y, sobre todo, "Tres novelas ejemplares y un prólogo" (1920), libro que ha sido considerado por algunos críticos como una autobiografía espiritual.

Sus personajes son problemáticos y víctimas del conflicto surgido de las fuertes tensiones entre sus pasiones, y los hábitos y costumbres sociales que regulan sus comportamientos y marcan las distancias entre la libertad y el destino, la imaginación y la conciencia.

- SU PRODUCCIÓN POÉTICA comprende títulos como Poesía (1907), "El Cristo de Velázquez" (1920), "Rimas de dentro" (1923) y "Romancero del destierro" (1927), éste último fruto de su experiencia en la isla de Fuerteventura, adonde lo deportaron por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera.

- EL TEATRO UNAMUNIANO tiene las siguientes características:

1. Es esquemático, está despojado de todo artificio y en él sólo tienen cabida los conflictos y pasiones que afectan a los personajes. Esta austeridad es influjo de la tragedia griega clásica.

2.Si los personajes y los conflictos aparecen desnudos, la escenografía también se ve despojada de todo artificio. Es una escenografía, simplificada al máximo.

3.Lo que realmente le importa es presentar el drama que transcurre en el interior de los personajes y, sin duda, de su interior.

Con la simbolización de las pasiones y la austeridad tanto de la palabra como escenográfica, el teatro unamuniano entronca con las experiencias dramáticas europeas y abre un camino a la renovación teatral española, que será seguido por Ramón Valle-Inclán, Azorín y, más tarde, Federico García Lorca.

"La venda", "Fedra" (1924), "Sombras de sueño" (1931), "El otro" (1932) y "Medea" (1933). Son algunas de sus obras.

Sus poemas y sus obras teatrales abordaron los mismos temas de su narrativa: los dramas íntimos, amorosos, religiosos y políticos a través de personajes conflictivos y sensibles ante las formas evidentes de la realidad. Su obra y su vida estuvieron estrechamente relacionadas, de ahí las contradicciones y paradojas de quien Antonio Machado calificó de "donquijotesco".

Considerado como el escritor más culto de su generación, fue sobre todo un intelectual inconformista que hizo de la polémica una forma de búsqueda.

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